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Portada » Héroes » Gabriel Téllez
“¡Hola!
Soy Gabriel, tengo 14 años; era y sigo siendo un adolescente normal, salía con mis amigos, me lo pasaba bien y disfrutaba tocando el saxo. Pero, el 25 de marzo de 2015 me diagnosticaron un Linfoma. Llevaba más o menos un mes en el que no me encontraba bien, estaba muy cansado y no sabía qué era lo que me hacía toser y vomitar casi todo lo que comía día tras día.
Me empezaron a dar pinchazos en el pecho y fuimos a Urgencias. Nos dijeron que no era nada y que el 25 de marzo, unos días más tarde, me harían una revisión en el cardiólogo. Sin embargo, antes de ese día tuve que volver a Urgencias de otro hospital porque vomité sangre.
Llegó el 25 de marzo, salí del instituto antes despidiéndome de mis amigos para poder llegar a tiempo a la cita. En la consulta del cardiólogo me hicieron una ecografía y descubrieron una gran masa en el pecho, me mandaron a hacer un TAC rápidamente y elegir un hospital al que trasladarme.
Yo no tenía ni idea de lo que significaba un linfoma y si algo bueno tiene esta enfermedad, es que me ha hecho ser mucha mejor persona de lo que era. Antes no sabía ni que «existía» el cáncer infantil, y ahora en lo único que pienso es en ayudar de alguna manera a los niños.
Cuando ingresé en el Hospital Niño Jesús me confirmaron el diagnóstico. Cuando llevaba una noche ingresado, me empezaron a doler mucho los pulmones y el corazón y decidieron mandarme a la UCI durante 16 días hasta que comenzase el tratamiento de quimioterapia.
Cada vez me siento mejor en relación a mi enfermedad porque durante el tratamiento se pasa muy mal, el pelo no es lo más importante, los vómitos, la mucositis, fiebre, etc… pero si es dura esta lucha contra el cáncer, más dulce es la victoria. Durante el tiempo que he estado en el hospital he conocido muy buenas personas y he hecho amigos aunque, lamentablemente también ocurren desgracias. Lo único que hay que pensar es que no hay que rendirse nunca, que la esperanza es lo último que perder y, sobre todo, hay que ser muy positivo.
Quiero agradecer a mis doctoras Miriam y Carmen, a las enfermeras, a todos los voluntarios, especialmente a la Fundación Aladina, y a toda mi familia y amigos el apoyo que me han dado. Gracias a ellos esta lucha ha sido menos dura.”