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Portada » Héroes » Rodrigo Fernández
Os presentamos a Rodrigo, un campeón de 14 años que está luchando como un auténtico valiente para ganarle la batalla al cáncer. Esta es su historia:
“Cuando oyes la palabra cáncer inmediatamente se te viene a la cabeza que te vas a quedar sin pelo, en ese momento, desde luego, era lo que más me importaba. Ahora sé que eso es lo menos importante de toda la enfermedad, pero para darte cuenta, necesitas tiempo.
Era un 16 de enero cuando me dijeron que tenía un tumor en el sacro. En el momento en el que te dan una noticia así, sabes que todo va a cambiar. Durante unos meses o el tiempo que sea necesario, sabes que las cosas serán diferentes, pero lo único importante es curarse. Sólo tienes que pensar que cuando todo acabe vas a estar al 100%.
Desde el diagnóstico tu vida cambia y empieza una nueva rutina. Empezar con la quimio fue algo raro, algo diferente que no conocía, y los médicos me decían que podía vomitar y sentirme mal. En el primer ciclo no tuve vómitos, así que eso también me animó para el segundo. Sólo es acostumbrarte y pensar que la quimio está en tu cuerpo unos días para que te cures.
Una de las cosas a las que me he tenido que acostumbrar es a no ir al cine o a los centros comerciales porque son sitios con mucha gente y puedo coger resfriados, por ejemplo. Era algo que hacía casi todas las semanas con mis amigos y me costó asumir que ellos pudieran hacerlo y yo no. Mis amigos me están ayudando mucho y no he dejado de quedar con ellos, vienen a verme todas las semanas o vamos a dar una vuelta.
Poco a poco te acostumbras a estar en el hospital. Las enfermeras se convierten en amigas con las que te ríes y haces bromas cada día. Intentan siempre que estemos bien y nos animan mucho.
Otra de las cosas que me ayudan a llevar esto mejor son las personas de las fundaciones que nos visitan cada día. Todos los días vienen voluntarios que pasan tiempo con nosotros y una de las cosas que más me ha gustado es que hay voluntarios que han tenido también cáncer. En los primeros días me animó mucho escuchar las historias de otros chicos que, con mi edad, vivieron experiencias parecidas. Me sirvió para darme cuenta de que no soy el único que está pasando por algo así. Ellos también tuvieron momentos malos pero ahora están curados y siguen con sus vidas.
Lo más importante es no perder el ánimo y darse cuenta de que son unos meses difíciles pero merecen la pena sin ninguna duda. Por eso escribo esto, para que cada persona que lea mi historia se dé cuenta de que no es el fin del mundo, como me di cuenta yo, y que el ánimo es la mejor medicina.”