Hola, me llamo Ibai Gabantxo y tengo 10 años. Con 5 añitos comencé a encontrarme mal. Por medio de...
Hola, me llamo Ibai Gabantxo y tengo 10 años. Con 5 añitos comencé a encontrarme mal. Por medio de una analítica me diagnosticaron Leucemia Linfoblástica Aguda.
Comencé a recibir quimioterapia, pero en el segundo bloque les dijeron a mis padres que necesitaba un trasplante de médula. Al año siguiente me llevaron a Madrid para hacerme un trasplante de la médula de mi madre en el Hospital Niño Jesús.
Mi madre solo era un 60% compatible conmigo, pero no se podía esperar más por un donante, porque podía tener una recaída en cualquier momento. Me gustaría darle las gracias a mi madre por ser mi donante de médula, gracias a ella puedo contaros un poco mi experiencia y estancia en el Niño Jesús.
Al principio lo pasaba mal con los pinchazos, rodeado de máquinas y todos los días aislado. Era un aburrimiento. Estuve aislado un montón y estaban todos atentos de que no hubiese ninguna señal de rechazo, pero desgraciadamente sí tuve un rechazo y me volvieron a hacer otro trasplante. Empecé a tener una cistitis con muchos dolores, ¡hasta me caí una noche de la cama!. Normal, no paraba de hacer pis... También tuve injerto contra huésped en el intestino y piel.
Pero cuando estaba bien deseaba que llegasen las tardes, pues el Niño Jesús es un hospital especial, con su teatro, en el que actuaban magos, cuenta cuentos y payasos. Su escuela, el taller, en el que hacíamos adornos, pulseras, broches, dibujos y muchas cosas más ,con Asion y la Fundación Aladina, que todas las tardes me traían todooooooo lo que les pedía: ordenador, Psp, Nintendo, Xbox, con muchos juegos.... Sus voluntarios eran lo mejor, cuando yo estaba bien se quedaban conmigo mucho tiempo, jugábamos, nos disfrazábamos, decorábamos el hospi en Halloween e incluso nos trajeron a todos los niños del hospital a Rey Misterio. Gracias a Paco por hacerme reír cuando me encontraba fatal, con sus trucos de magia, y a los doctores, enfermeras, auxiliares, limpieza, etc... porque si esta enfermedad es un infierno que he tenido que cruzar, no me puedo imaginar como lo hubiese pasado sin ellos.
Ahora poco a poco me voy recuperando y no sabía lo fuerte que era hasta que la vida me puso a prueba. Por eso, me gustaría pedir hoy a todos que os hagáis donantes de médula, es lo mejor que podéis hacer en la vida.
Esta es mi historia y ojalá todas terminasen como la mía.
Amanda tiene 11 años y es de Madrid. En 2008, cuando tenia 7 años, empezó a encontrarse mal y, tras...
Amanda tiene 11 años y es de Madrid. En 2008, cuando tenia 7 años, empezó a encontrarse mal y, tras hacerle una serie de pruebas, le diagnosticaron Leucemia.
Comenzó el tratamiento de quimioterapia en el Hospital Niño Jesús, donde tuvo que estar ingresada durante casi un año. Cuando se encontraba bien, a pesar de lo duro del tratamiento, disfrutaba de momentos felices y divertidos en el hospital, momentos que compartía con los voluntarios de la Fundación Aladina y con otros " luchadores" como ella. A Amanda le encanta hacer peinados a otras chicas, bailar y competir en el "Guitar Hero". Todo el tiempo que podía lo pasaba jugando.
En 2009 acabó el tratamiento y por fin pudo volver a casa. Sin duda, fue una de las mejores noticias que les podían dar a sus padres, Adolfo y Margarita, que están al pie del cañón día a día y se desviven por ver a Amanda feliz.
Cuando existe un diagnóstico de Leucemia, el miedo y la incertidumbre suelen ser protagonistas en algún momento de la enfermedad. A pesar de esto, tanto Amanda como sus padres han mantenido siempre un espíritu fuerte y luchador. Esta actitud les ayudó a afrontar lo que sucedió después. En septiembre de 2011, Amanda sufrió una recaída tardía. Como consecuencia, tuvieron que volver a darle dos ciclos muy fuertes de quimioterapia y prepararla para un trasplante de médula.
Finalmente, en enero de 2012 le realizaron el trasplante. Al principio no fue fácil, ya que Amanda tuvo que estar aislada durante cierto tiempo y llegó un momento en el que estaba saturada. Además, tras el trasplante, tuvo algunos problemas que afectaron a su hígado, ojos y piel.
Después de la tempestad llega la calma. Las cosas fueron mejorando y llegó un momento en el que sólo tenía que ir al Hospital de Día los lunes, miércoles y viernes.
Esta es la historia de Amanda. A día de hoy, está muy animada, es una niña feliz y está deseando, entre otras cosas, disfrutar de unas vacaciones en la Sierra.