Hay viajes que dejan huella. Esta semana hemos vivido una jornada inolvidable junto a nuestras familias de Aladina en Pedreña, gracias a la maravillosa acogida de la Fundación Ballesteros.
Volver a Pedreña, recorrer sus paisajes y visitar la casa de Severiano Ballesteros es ya una tradición. Estar allí, rodeados de tanta belleza, compartiendo momentos con nuestras familias, nos recuerda por qué hacemos lo que hacemos.
Este año, además, hemos podido disfrutar del Parque de Cabárceno, un entorno natural espectacular donde hemos visto de cerca jirafas, osos, leones, lobos, aves… Un espacio único donde se respira naturaleza, paz y libertad. Pero si hay algo que hace especial este viaje, más allá de los paisajes, son los momentos compartidos. Las risas, los juegos, la complicidad. Ver a Laro y Noa divertirse sin parar con Roberto, nuestro profesor de golf.
Nos emociona especialmente la foto que nos hicimos todas las familias en la puerta de la casa de Seve, junto al logotipo de la Fundación Ballesteros. Para nosotros, esa imagen simboliza lo que somos: un equipo, una familia, una comunidad unida por el cariño y la esperanza.
Virginia, la mamá de Laro, lo expresó mejor que nadie al decir que “la palabra gracias se queda pequeña”. Para ella y su familia, esta experiencia ha sido una oportunidad para sentirse valorados, acompañados y cuidados. “No solo hemos aprendido a jugar al golf, también hemos conocido más de cerca el trabajo tan valioso que realiza la Fundación Ballesteros”.
Gracias, de corazón, a Javier Ballesteros y a todo el equipo de la Fundación por su cercanía, su compromiso y su enorme generosidad. Esta y otras actividades están incluidas en nuestro programa de apoyo emocional, ofreciendo acompañamiento y terapias de ocio para mejorar la calidad de vida de los niños con cáncer y sus familias.
Seguimos sumando momentos para que los niños con cáncer nunca pierdan su sonrisa.
¡Final de temporada para nuestras clases de golf!
Un año más, hemos puesto el broche de oro a nuestras clases magistrales de golf para niños y adolescentes en tratamiento oncológico, gracias a la colaboración con la Fundación Seve Ballesteros.
Nuestros valientes pequeños golfistas han aprendido y disfrutado tanto en sesiones online desde toda España como en clases presenciales en hospitales como el Gregorio Marañón, La Paz, Quirón Pozuelo, Clínica Universidad de Navarra y 12 de Octubre.
Nuestro querido profesor Roberto ha acompañado a los chicos con pasión y dedicación. Para celebrar, organizamos un cierre de temporada muy especial en el campo de Somontes, donde cada niño recibió su trofeo y pelota de golf.
¡Las sonrisas de nuestros pequeños dicen más que mil palabras! Ilusión, superación y diversión que hacen de esta experiencia algo inolvidable. Nos vemos en septiembre para seguir soñando juntos.
